Las cámaras de fototrampeo o trailcam son especialmente vulnerables a los robos. Como suelen colocarse en lugares recónditos, debemos pensar que cualquier persona que las vea puede sentirse tentada a robarla. Hay maneras de evitarlo y aquí os vamos a decir las más efectivas:
La mayoría de los equipos permiten poner un PIN de seguridad, pero tenemos que saber que hay dos tipos: el tipo normal y el avanzado.
El PIN normal protege el acceso al menú o a la pantalla de nuestra cámara pero permite que la cámara pueda tomar fotos. Es decir, si nos la roban, el ladrón no podrá programar la cámara (cambiar la hora, cambiar si hace fotos o vídeos, el nivel de sensibilidad del detector, etc) pero si la coloca en el modo ON, la cámara SÍ tomará fotos o vídeos. Limita mucho el uso de la cámara pero puede seguir usándose.
En cambio, las cámaras con PIN avanzado NO dejan ni siquiera esta opción, es decir, que el ladrón si no sabe el PIN, no puede ni acceder al menú ni la cámara tomará fotos o vídeos.
Hay pocos modelos con PIN avanzado: la BG526 y BG523 por ejemplo sí tienen esta opción, pero lo normal es que sólo dispongan de un PIN normal. Los fabricantes creen que con esa protección es suficiente. En cualquier caso, en camarastrail os recomendamos poner un cartel o escribir una advertencia en la cámara diciendo que está protegida con PIN: a veces esto desanima al ladrón al saber que no va a poder usarla y puede salvar nuestra trailcam.
No se puede robar lo que no se ve y el camuflaje es sin duda el arma más valiosa para conseguir esto. El tamaño de la cámara de fototrampeo o colocarla en alto para que se vea menos influye muchísimo para que pase desapercibida. Pero una buena dosis de mimetización con lo que rodea a nuestro equipo es casi tan importante o más para evitar que sea localizada. Hay accesorios que ayudan a que se confunda con la corteza de un árbol o con las ramas de un árbol pero también está nuestro propio empeño. Aquí os dejamos dos vídeos de camuflaje de cámaras de fototrampeo: uno con líquenes y pequeñas ramas y otro con corteza de encinas.
La mayoría de las trailcam están preparadas para ser usadas o protegidas con un cable pitón de acero de 8mm (de menos, no protege nada). Se les llama pitón porque es ajustable en longitud para amarrarse a un árbol o un poste. Su longitud suele ser de 1,8m y dan una protección básica a nuestra cámara. Es bastante efectivo contra lo que nosotros llamamos ladrones «no profesionales»: personas que pasan por la zona y ven la cámara, ciclistas, cazadores…
Pero no es una gran protección ya que el cable de acero se puede cortar con una cizalla de buenas dimensiones o el plástico endurecido de la cámara se puede cortar con una sierra. Lo que hace el cable es obligar al ladrón a usar herramientas y a pasarse un buen rato para llevarse nuestra preciada cámara de caza. Además, siempre se puede acceder al interior de nuestra trailcam y coger la tarjeta de memoria.
La caja de seguridad es la máxima protección que podemos darle a nuestra cámara de caza. Cada cámara necesita de su propia caja ya que debe dejar a la vista los sensores, detector, infrarrojos…Se puede complementar con el cable pitón o bien anclarse a un árbol o poste con tornillos. La caja debe cerrarse con un candado específico para exteriores que evite el polvo, humedad y óxido. Aquí tenéis un vídeo sobre cómo colocar la caja de seguridad:
Si se usa correctamente, la caja junto con el candado de titanio anticortes da mucha más protección antirrobos a nuestra trailcam. Además, evita que se acceda al interior de la cámara para extraerle la tarjeta de memoria. Es cierto que no las hace inmunes pero cuantas más dificultades mejor para desincentivar el intento de robo de nuestro equipo de fototrampeo.